miércoles, 12 de mayo de 2010

El "no lugar"








Uno:
Un canto a la bondad en un mundo destartalado. Un mundo vacío, casi abandonado en el solipsismo de los hombres, en el materialismo, en el interés económico o mercantil. Un canto tragicómico a la propia vida en mayúscula: la vida cotidiana, la del café y el olvido. La vida del alquiler mensual y de su regateo. Pues bien, de la metáfora de este canto monorítmico y aburrido trata esta increíble novela.

Dos:
Excusa para dirigir nuestra atención a la editorial Libros del asteroide. Editorial catalana que centra su empeño en rescatar autores desconocidos en nuestro país aunque ya consagrados. Otros ejemplos que suscriben lo dicho (y que también recomendamos): Postales de invierno de Ann Beattie y En lugar seguro de Wallace Stegner.

Tres:
Moonbloom y su calidad de vocación humana y solidaria, por tanto. Aunque quizás estas grandilocuentes palabras no hagan sino traicionar la humildad del narrador y del autor. Su proyecto: la crónica diaria de un cobrador de alquiler y su recorrido profesional por las propiedades de su hermano en pleno Nueva York. Para así plantear la dicotomía entre el materialismo deshumanizado y la acción también materialista en pro de un desprendimiento solidario y por momentos hasta místico.

Cuatro:
Desde un narrador omnisciente nos columpiamos a través de los pensamientos y sensaciones de nuestro héroe. Las continuadas visitas requiriendo el cobro a sus inquilinos se ofrecen como la estructura perfecta para desplegar un coro de personajes que se construyen a través de la relación con su inquilino. Sus silencios, sus comportamientos, sus quejas y sus peticiones. Pero también sus artimañas y sus engaños. Y ,cómo no, su propio desprecio y su propia compasión hacia el cuerdo-loco quijotesco protagonista, y hacia sí mismos comprende un retablo aunque monótono hasta más de la mitad de la novela, profundo y complejo en cuanto a su solución final, rozando la utopía.

Cinco:
Rodrigo Fresán habla en su escueto e informativo prólogo (modelo de este plagio mediocre e improvisado) de un joven escritor que en palabras de Vonnegut era junto con Salinger lo más representativo de la literatura de posguerra estadounidense. Un potencial truncado a los 36 años, cuando ya empezaba a despuntar (un libro suyo llevado al cine, una beca para escribir éste).

Seis:
Utopía, etimológicamente, como el "no lugar", creado por un inquilino que recuerda en su moralismo cervantino al caballero de la triste figura. Aunque no tan triste en este caso.

Siete:
Sinceramente, nos disgusta que esta parodia de prólogo tenga seis puntos (lo que suponemos un arrebato de superstición mal entendida). Y posiblemente a estas alturas los inquilinos de Moonbloom se nieguen a pagar el alquiler, o quizás, sólo quizás, a cerrar el libro. Buena lectura a todos.


Óscar Hernández