lunes, 22 de febrero de 2010

el gran vila-matas


Dietario Voluble
Enrique Vila-Matas
Anagrama. Barcelona. 2008
286 pág.





lector incansable, demoledor, descubridor, Vila-Matas logra continuar la estela ensayística de una literatura que bebe de autores tan dispares como Montaigne, Sterne, Schwob, Borges, Machado de Assis, Roussel, Kafka, Breton, Cortázar, Wilcok, Lem, Gombrovicz, Nabokov, Perec, Quenau...El otro día lo hablábamos, Samuel y yo, comiendo una ensaladilla estupenda y rodeado de una euforia contenida por el inédito de Bolaño ya en nuestro poder. Samuel me ensañaba un libro de Gombrovicz, Cosmos, y comentaba todas la virtudes de una literatura antiacademicista como la suya, una literatura subversiva, una bomba de relojería que le estalla en la mente del lector una vez pasado el entusiasmo de la primera lectura. Una lectura que siembra una especie de amnesia casi automática (de qué iba Ferdydurke le preguntaba a Samuel, apenas la recuerdo) que te empuja destrozado por la detonación a sumergirte de nuevo, los fragmentos de ti, lo poco que sobrevive, para así reconstruirte de nuevo con las piezas de este puzzle (La vida instrucciones de uso de Perec). Y de pronto hablando y tragando se me atascó la modernidad. Toda aquella burla, metaficción, ensayo, experimento literario, era un asunto demasiado serio (así me lo insinuó Samuel, evitando que lanzara en mi entusiasmo dialéctico el vaso del cortado). Y recordé el dietario voluble de Vila-Matas, el retrato de Casa Ros, un escritor sin rostro nacido en 1972, enigmático escritor a quien nadie ha enseñado su no rostro. O de cómo se asombraba, leyendo en el Borges de Bioy que su mujer Silvina Ocampo, no quisiera tener a este genio comiendo todos los días en su casa (me imagino esta pareja, riéndose por un giro inesperado en una novela de Chesterton). Sería un genio pelmazo. También recordé la coincidencia tantas veces comentada entre aquellos cuentos, uno de Cortázar y otro de Bioy, escritos en la misma época y que tratan básicamente de lo mismo. Y supe como tantas otras veces, aunque se olvide pronto, aunque nos engañemos con un ordenamiento simulado, que la vida se gobierna a través del azar, que diariamente nos ocurre y que por medio de la literatura se marcan mapas o itinerarios lúdicos o demasiado tristes para explicarlos, para explicártelos. Un ejemplo: el prólogo de la edición que manejo de Las amistades peligrosas de Laclos lo escribe el poeta catalán muerto en los años 70, Gabriel Ferrater. Pasado un día de aquella consulta, y de quedarme maravillado por lo bien que estaba escrito, me llega a mis manos Idiotas primero, extraordinario libro de cuentos de Bernard Malamud. A Malamud le hago caso porque lo nombra Vila-Matas en una anécdota entre Malamud y Phillip Roth. Cuando me doy cuenta veo que el traductor es Gabriel Ferrater, a quien conocí por Bolaño, a quien a su vez no deja de mencionar su amigo Enrique Vila-Matas.

Dietario Voluble trata de la vida lectora y literaria de su autor entre los años 2005 y 2008 y está empapada de azar y de pequeñas historias estimulantes, de grandes viajes, de una vida libre y bohemia que envidiamos con una incipiente amnesia tras la prometida explosión.

Óscar Hernández

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