sábado, 19 de diciembre de 2009

el mito y lo femenino


Gabriela, clavo y canela
Jorge Amado
Madrid. Alianza Editorial, 2009
592 pág.

Se trata de dilucidar lo femenino desde el hombre. Inserto en una ciudad que evoluciona, según los cánones del liberalismo, durante el primer cuarto del siglo XX, hacia los frutos del comercio y del progreso. Estamos en un Brasil cuya materia prima, fuente de riquezas, será el objeto preciado por el que se mueva la llamada civilización. Una ciudad, Ilheus, que se ha montado sobre la economía resultante de las plantaciones de cacao, y sobre la violencia de los terratenientes, para fundar su poder, como si se tratara del salvaje oeste o de la mafia siciliana. Ante esa manera de ver el mundo, la industria y el comercio, y sus potencialidades, incitan a una nueva generación a utilizar las nuevas-viejas ideas de progreso y gobierno democrático.

Pero ¿por qué dilucidar lo femenino desde lo masculino? Quizás porque todo lo anterior, con su tratamiento folclórico y carnavalesco (anunciando el realismo mágico marquesiano que llegaría una década más tarde) sirve de perfecto escenario para entender al personaje central, Gabriela, como trasunto mágico-místico de canto a los instintos. A Gabriela, se le admira por su belleza, por su cocina, por su manera de bailar, y cuando se le intenta encerrar, como a un pájaro en una jaula con el casamiento, y aplicarle las normas hipócritas de las buenas señoras, otro lastre de la civilización, Gabriela se marchita, se entristece e inconscientemente puja como un río subterráneo para mantenerse fiel a sí misma. Se trata de lo femenino como una fuerza telúrica y fertil, en un mundo de machos y de mujeres machistas y adoctrinadas que confunden la decencia con el aburrimiento, xenófobo (reacción ante el chef, que lo tratan de invertido) y cuyos conflictos son resueltos con el alcohol, con la violencia y con las malas lenguas. Lo que encubre este modelo femenino es un receptáculo de empobrecimiento viril.

Desde el punto de vista estético, nos encontramos con una maravilla de composicion que va rastreando de forma magistral la vida de un pueblo que está a punto de sufrir una revolución silenciosa, tejiendo tramas, empapadas de ironía y de humor, donde se desmontan las directrices hipócritas de esta sociedad, que se dosifican alrededor de la propia Gabriela y de su historia, verdadera opción narrativa, hacia la que se dirige feliz el lector (aunque reclame, sin menoscabo de Gabriela, que aquí en esta obra, literariamente enorme, es el motor argumental indiscutible, una mujer independiente, no sólo en los instintos sino también en lo mental, la mujer pensante y con capacidad deliberativa, la mujer del presente que empezó a fraguarse en ese pasado. Y al reclamarlo nos damos de bruces con el otro personaje femenino, también referente: Malvina, cuyo coraje y voluntad de pensamiento crítico la empuja a irse de la ciudad). Y así mientras los hombres juegan a ser hombres, las mujeres van convirténdose en mujeres (gran diferencia).
Jorge Amado (Bahía, 1912-2001), todo un mito en Brasil, construye esta hermosa novela en 1958 y nos recuerda la alegría de narrar y su buen oficio, a parte del fino análisis sociológico y psicológico, de un momento de cambio que afecta a distintos niveles (el cultural, el económico, el político, el social claro), convertido en casi una fábula o canto folclórico, fundando o recordando otro mito más, el de Gabriela.


Óscar Hernández

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